martes, diciembre 27, 2011

De cómo me quedé sin regalo en Navidad


Es normal, para facilitar los regalos y asegurar un mínimo de equidad, hacer dentro de las familias un intercambio independientemente de lo que se quiera además regalar entre la familia.
En la mía no fue la excepción y luego de hacer un sorteo, me tocó darle regalo a Alejandro, mi cuñado. Curiosamente él pidió casi lo mismo que yo: unos tenis Vans, sólo que sin agujetas como mi elección.
A finales de la semana pasada fui a comprarlos. Fue curioso porque estaba pensando que, comprando junto con otros involucrados en el intercambio, sería muy probable que me topara con alguien en el mismo lugar de los tenis, pues no abundan las tiendas que los ofrecen.
Compré el regalo. Fue muy fácil tratándose de algo muy similar a lo que también había pedido yo.
En la Nochebuena fuimos a la tradicional "Misa de gallo". Una pareja de amigos de mi hermana y mi cuñado, que viven solos en Cancún y no tienen familiares aquí, pasaron la festividad con nosotros. Les comentamos que sería conveniente que trajeran sus regalos, pensando en que así no se sentirían mal de no recibir ninguno durante la cena mientras los demás. 
La cena estuvo deliciosa: Pavo a la Yucateca, Romeritos, Fetuccine a los tres quesos, Ensalada de manzana, Caldo de Camarón y, para postre, Tronco Navideño, Dulces de Nuevo León y Fuitcake. 
Al terminar, comenzó el intercambio. Mi cuñado, junto con mi hermana, aprovechando que ambos habían "sacado" el papelito de mis papás, decidieron juntar un solo regalo generoso: un equipo de sonido para la casa. Luego fue mi turno, el de mi mamá y el de los invitados. Al final quedaba mi papá. Lógico, pensé que me daría a mí y...... ¡sorpresa! Le dio regalo a mi mamá. 

Hubo desconcierto y ahí nos dimos cuenta: algo pasó. ¡Me quedé sin regalo! 

Luego de un rato de comentar le asunto, comenzamos a 
reírnos de la situación. 

Al menos viví una Navidad distinta: sin regalos (salvo un suéter).

Ahora estoy saliendo a buscar a Santa Claus a ver si aún anda por ahí. Por lo pronto, sí será inolvidable.

A mí, sinceramente, no me preocupó en lo más mínimo quedarme sin regalo, me preocupaba que los demás se preocuparan y no disfrutaran igual la cena. Al final no importó. La reunión en familia es lo más importante del asunto. 

¡Feliz Navidad a todos!

Imagen: "Natividad" - Camilo Filippi (1500 -1574)

sábado, diciembre 24, 2011

De cómo nos preparamos para la Nochebuena

A unas horas de la Navidad, es difícil concentrarse para escribir una nueva entrada. Hoy, el día fue ayudar a preparar la cena. Ya está casi listo todo: el pavo, los romeritos, el caldo de camarón, la sopa de pasta, el pastel navideño y los dulces.


Los regalos ya están al pie del Árbol de Navidad, que espera al lado del Nacimiento la llegada del Niño Jesús y festejarle.


Los mensajes en las redes sociales son de deseos de felicidad y paz para cada una de las personas apreciadas y extendiéndose a la familia entera. Probablemente ninguna festividad en el año tiene ese matiz familiar tan marcado como lo es ésta.


Por lo pronto, les deseo que pasen una inolvidable Nochebuena al lado de sus seres queridos, y lo mejor para esta Navidad. 


Imagen: Nacimiento con San Francisco y San Lorenzo - Il Caravaggio (1571 - 1610)



viernes, diciembre 23, 2011

De cómo las compras de última hora muestran que deberíamos prepararnos mejor para la Navidad

Al fin en Cancún. Ayer fui con mi familia a comprar los regalos para el intercambio de Nochebuena. Desde salir, parecía que todo el mundo se puso de acuerdo para salir a la calle y, especialmente, a la plaza comercial a la que fuimos.

Parecía que regalaban la mercancía en las tiendas: estaba la plaza hasta casi su máxima capacidad de personas. Mucho de lo ofrecido estaba ya bastante probado por muchas personas y parecía que todos los que estaban ahí, más que estar seguros de qué buscar, estaban "buscando qué encontrar".

Yo sabía ya lo que quería comprar y, aunque no lo hallé a la primera, sí fue bastante ágil y pude ir rápido a reunirme con los demás para mejor irnos.

Los días previos a Navidad, parece, más que ser de preparación interior, estamos preocupados por la parte material más que la familiar o interior a la que esta fiesta nos invita.

Veo comerciales que sólo muestran la parte mercadotécnica y poco profunda de la Navidad. La más escalofriante es la de: "la magia de la Navidad", y Santa Claus, que aún no termino de comprender y parece que más bien oscurecen el verdadero sentido de la Navidad, que es justamente el nacimiento de Cristo hace más de 2000 años.

Adelantándome a mañana, les deseo hoy una feliz preparación de la Navidad, para que desde lo más interior de cada uno, sea distinta.

Imagen: "Jardín Zoológico" - August Macke (1887 - 1914) 

miércoles, diciembre 21, 2011

De cómo mi equipaje de mano se pasó de peso.


Hace tres meses, previendo el flujo de dinero y la posibilidad en que hubiera algún alza en las tarifas de avión para esta época, compré mi boleto para pasar las fiestas de Navidad y Año Nuevo en Cancún.

Lo compré en una aerolínea de bajo costo que tiene la opción de hacer un descuento si se elige viajar sólo con maleta de mano. La restricción es que debe ser de cuando más 10 kilogramos.  Elegí esta opción, pues en ese entonces no pensaba llevar muchas cosas conmigo.

Conforme se fue acercando la fecha, me fui dando cuenta que lo que quería llevar de regalos de Nuevo León podrían hacer que el peso mínimo fuera superado. Llamé a la aerolínea y me comentaron que no se podía hacer más que una cosa: pagar una tarifa de $480 pesos por sobre-equipaje y/o documentación  en el aeropuerto. 

Así, traté de meter todo en una maleta con la esperanza en que, si no pesaban la maleta y veían lo pequeña que era, me dejarían pasar con ella.

Al llegar, finalmente hoy, al mostrador de la aerolínea, antes de preguntarme mi nombre, me pidieron poner mi equipaje de mano, incluida una bolsita de plástico, para  verificar que no me pasara.

Por dentro estaba esperando que pesara sólo 10 kilogramos.

La lectura fue: 16. ¡seis más que lo mínimo permitido! Y por más que traté de convencerlos que me dejaran subir con una pequeña maleta, todo fue inútil. O pagaba sobre-equipaje (lo que implicaba además documentar la maleta) o podría subirme al avión.  La primera fue la que tomé.

Cabe mencionar que llevaba la computadora en la maleta bien acomodada. No podría ir “abajo”, así que la traigo conmigo y la aprovecho para escribir estas líneas.

Sé que en unos días más esta sólo será una anécdota, y así hay que verla: lo que pagué no me hará más pobre ni lo que me iba a ahorrar más rico. Lo importante es lo que llevo, por lo que representa, y no me arrepiento de nada que haya dentro de la maleta. Solo me” arrepiento” (aunque no estoy seguro que sea la palabra más adecuada) de no haber traído una maleta más grande.  

Espero que sea al menos un buen vuelo. 

Imagen: "Amalfi" Carl Aagaard (1833 - 1895) 


martes, diciembre 20, 2011

De cómo no supe sobre qué escribir

Llevo varios minutos sentado frente a la computadora sin saber qué escribir. Se me vienen varias ideas de las cuales podría contar una historia y, al mismo tiempo, no logro que éstas hagan un relato coherente.
Probablemente se deba a la cantidad de encargos que, gustosamente, hice para mi viaje de mañana a Cancún para pasar la Navidad, el Año Nuevo y, si mi sobrina "quiere", su nacimiento.
Carne seca, tortillas de harina, dulces de leche y queso menonita. Ya lo tengo. Aún así, presiento que me falta algo. Siempre me sucede lo mismo cuando voy a viajar.
Por lo que he podido platicar con más de uno, no soy al único que le pasa. Es esa inseguridad en que si no se lleva todo lo que uno cree necesitar, los planes no serán iguales, así sea con una pequeña modificación como tener que ir a comprar un cepillo de dientes.
Tan inconsciente llega a ser esta preocupación que provoca que la mente no se concentre. Por eso he decidido mejor escribir esto que me está sucediendo ahora: es lo único en que ahora me puedo concentrar.
A veces nos creamos necesidades, y realmente no es tanto lo que requerimos para funcional al cien por ciento.
Lo mejor de esta situación, es que tiene su recompensa: podré descansar unos buenos días al lado de la familia. Espero que sea un buen viaje. 


Imagen: "Persistencia en la memoria" - Salvador Dalí (1904 - 1989)

lunes, diciembre 19, 2011

De como un oso inspira ciertas virtudes


Una de las preguntas ociosas preferidas de la gente es: ¿Cuál es tu animal favorito? No sé por qué, pero hoy comencé a darle vueltas a las respuestas más comunes. 

Nadie menciona al animal que quisiera tener: un perro, un gato o un canario. Realmente es aquél en el que observa cualidades que en el fondo admira en ellos y, en cierto modo, quisiera poder tener a la manera humana.

Las respuestas más comunes que recuerdo son: león, jirafa, delfín, caballo, tigre, cebra..... De ellos, incluso, abundan los muñecos de peluche desde antaño. 

Sin embargo, a mí el animal que más me gusta es el Oso. ¿Por qué? No lo sé, tal vez porque a la gente le agrada la apariencia equilibrada de estética y fiereza. Un oso es fuerte, y al mismo tiempo, atractivo. 

Ignoro si eso es lo que que llama la atención como cualidades antropomórficas. Pero de algo estoy seguro: como mascota, no.

No estaría mal comenzar una colección de figuras de osos. Esto al menos, seguro, me ayudará a inspirarme más para escribir, aunque sea de manera indirecta. 

Imagen: "Destinos Animales" - Franz Marc (1880 - 1916)

domingo, diciembre 18, 2011

De cómo decidí cambiar el nombre del blog

Recuerdo cuando hace unos cinco años comenzó el boom de blogs. Varios de mis amigos y conocidos decidieron comenzar uno. Sin embargo, el primero que me animó a realmente abrir uno fue Luis. Él, ahora estudiante de maestría en España, empezó desde que estaba en la preparatoria a escribir.


Al redactar mi primer post sobre un viaje familiar a Chichén Itzá, él fue el primero que comentó algo: "Está muy padre tu blog, échale ganas e inspirate un poco".
Ese comentario tan simple, me animó efectivamente a continuar. 


En ese entonces, el nombre del Blog era simplemente "Edgar Rello". 


Al pasar el tiempo, decidí en 2009 reiniciar este Blog con el nombre de
Ceteris Paribus. El nombre se debió a que en ese momento eran tiempos del inicio de la crisis económica mundial y de la pandemia de influenza. Al respecto de por qué elegí ese nombre, escribí una entrada especial. Nuevamente recibí muestras de apoyo por el reinicio de mis escritos.

Al mismo tiempo, en es misma época, surgía un Blog alternativo al mío que, junto con otros dos amigos, Luigi y Jorge, pensábamos iniciar para difundir cultura. Su nombre: Cumulonimbus. El nombre estuvo inspirado por tratarse de una de las nubes más fáciles de ubicar y de nombre fácil de recordar por su cacofonía, haciendo analogía a las cosas que son fáciles de ubicar en la cultura como elementos comunes que atraigan a la gente fácilmente.


Pasó el tiempo y no se llevó a cabo. Hoy, con el perfil que ha tomado este Blog - y este
bloggero - , he decidido renombrarlo así: Cumulonimbus. 

Sé que no necesariamente será el último nombre, pero al menos me parece que dice más de lo que quiero decir. 

Gracias nuevamente a Oscar y a Andrés, que han contribuido a que este blog tenga, finalmente, vida; y a todos los que han leído y comentado cada entrada. 

Por hoy es todo pero... "nos leemos mañana".


Imagen: "La gran ola de Kanagawa" - Katsushika Hokusai (1760-1849)

jueves, diciembre 15, 2011

De cómo un churro revela la vida cotidiana


Ahora que ha comenzado a estar la temperatura entre templada y fría, en Monterrey han comenzado a aparecer varios puestos de churros uniéndose a los ya existentes todo el año.

Hoy iba caminando sobre Gonzalitos, una de las principales avenidas de la ciudad, cuando "se me atravesó" un puesto. Podía percibir desde antes de llegar un delicioso aroma causó que, sin dudarlo, me detuviera a considerar comprar uno.

El puesto estaba atendido por una pareja, al parecer casados entre ellos, de entre cuarenta y cinco y cincuenta años. Asegurándome de la calidad del puesto, decidí comprar uno.

- ¿Cuánto cuesta?
- Diez pesos - Me contestó ella.
- Deme uno.
- ¿De qué lo quiere? - pues eran rellenos.
- De leche condensada.

Aunque no hacía frío, se antojaba mucho un churro calientito. Eso me llevó a decirles:

- ¿Verdad que se antoja en esta época?
- Pues la verdad - me contestó sonriendo la mujer mientras volteaba a ver al señor - a nosotros ya no se nos antojan nada.

La respuesta, aunque lógica, me dejó sin palabras. No es una frase de mercadotecnia muy eficiente, aunque sea la verdad.

Todos los días preparan churros. No sé si consuman alguno, pero claramente, si lo hacen, ya no les da ningún placer.

Mientras me alejaba disfrutando mi churro, no dejé de darle vueltas a la respuesta de la mujer. "Yo no me hartaría nunca", pensé. Aunque en realidad me parecía en el fondo que, si no lo alternaba con otros alimentos, también quedaría hastiado.

Así sucede con la vida cotidiana: está llena de sabor, pero si no se lo descubrimos, nos resultará insípida y terminará por no antojársenos.

Ayuda hacer algo distinto cada día, que rompa la rutina para revalorizar lo que día a día hacemos siempre.

Imagen: "Amanecer" - Claude Monet (1840 - 1926)

miércoles, diciembre 14, 2011

De cómo los alumnos enseñan al maestro


Hoy aplico examen de estadística a mis alumnos. Desde el lunes estaban nerviosos. Ayer me encontré a varios en la escuela en la noche: se habían reunido para estudiar.

Lograr esa sana tensión, conociendo qué es lo que les preguntaré tiene una doble sensación: la de saber que les interesa la materia y la de que realmente han estado aprendiendo.

Cuando hace dos años comencé a dar clases en licenciatura para adultos, debo confesar que no me hacía tanta ilusión como dar en preparatoria o primeros años de carrera, donde "la influencia de un profesor(creía)es más definitiva". En parte es verdad, pero cuando hay disposición, como estos alumnos, en superarse a pesar de las dificultades, hace que lo que uno aporta sea tanto o más que en las etapas de la juventud.

Muchos de ellos trabajan y mantienen a una familia. Aún así, han decidido darse un tiempo fuera de clases para estudiar con otros compañeros y apoyarse.

En estos dos años de trabajar con este perfil de estudiantes, me ha abierto una nueva perspectiva sobre la vida. He aprendido mucho de cada uno de ellos, más de lo que yo les podría enseñar.

Espero no defraudarlos.

Imagen: "La Escuela de Atenas" - Rafael Sanzio (1483 - 1520)

martes, diciembre 13, 2011

De cómo una galleta con crema nos refleja complicados


Hoy necesitaba comprar jabón para manos. Entré a una súper-farmacia y pasé por un anaquel de galletas. Vi el un paquete de las famosas de "separas, saboreas y sumerges". Me llamó la atención que estaba escrito en el empaque: 'sabor Cookies and Cream'. "Obvio", pensé. Pero al estar haciendo fila para pagar, me percaté que no era lo obvio que yo pensaba: resulta que la galleta tipo sándwich tenía relleno sabor "cookies and cream". Es decir: galleta con relleno de crema sabor a galletas con crema.

Al abrirlas, me di cuenta que el relleno de crema estaba formado en parte por pedacitos de galleta de chocolate: la misma que tenía la galleta misma.

Me pareció que era ya demasiado rebuscado.

Infortunadamente es un reflejo de cómo muchos de nuestros gustos de consumo se han vuelto así: rebuscados. Lo simple ya no llama la atención: siempre queremos más, aunque en el fondo no sea más que lo mismo. Y esta tendencia provoca que sigamos queriendo más y más cosas complicadas.

Naturalmente, no todos somos así completamente, pero algo hay de eso.

Ojalá seamos más sencillos.

Imagen: "El hombre en el café" - Juan Gris (1887 - 1927)

lunes, diciembre 12, 2011

De cómo la tecnología puede hacernos más humanos


Todos los domingos hablo con mis papás. La tecnología ha logrado que estar lejos no sea como antes. Recuerdo que, por un lado, era caro llamar por larga distancia; lo tenía que hacer uno por uno y brevemente. Ahora, con Internet, es más fácil. Hablo más tiempo y con los dos (o los que estén) simultáneamente y por más tiempo. Eso ha permitido mantenernos cerca; tal vez no al grado de la presencia física, pero sí más familiarmente.

¡Cómo cambian los tiempos! Recuerdo cuando los teléfonos eran de disco. ¡Qué sufrir si el número que había que marcar tenía varios nueves o ceros, porque tardaba más en regresar al inicio y era cansado. Los inalámbricos ayudaron, y más cuando la marcación fue digital.

Y de la calidad de las llamadas, ni qué decir; recuerdo aún que mi mamá hablaba más fuerte cuando era de larga distancia. Ahora es más nítido.

Es verdad que la tecnología tiene sus inconvenientes, y que algunos piensan que el ser humano se ha vuelto más distante. Pero no siempre es así: también nos puede hacer más humanos. En casos como el mío, ha hecho que familias puedan estar cerca de sus seres queridos gracias a las poderosas herramientas de comunicación actuales. Y aún no hemos visto todo.

Las cosas en sí mismas no son buenas o malas, depende del fin al que las queramos encaminar.

Imagen: "El hijo del hombre" - René Magritte (1898 - 1967)

domingo, diciembre 11, 2011

De cómo la lluvia enseña a ser perseverantes.


Llueve. Desde el viernes en la noche no ha cesado; ya es domingo. Es una constante y persistente llovizna que ha dado a la ciudad una sensación de tranquilidad y pausa, sólo irrumpida por el triunfo de la UANL en futbol. Se oyen a lo lejos los festejos de la gente aficionada a este equipo.

Aún así, la lluvia no se ha detenido, ha no ha bajado de intensidad ni ha subido tampoco. Como si quisiera dejar un mensaje detrás. Una enseñanza de aprendizaje: no es una lluvia de unos cuantos minutos que puede inundar, hacer estragos para solo secarse al tercer día. No. Es pequeña, sutil y a ratos imperceptible. Sin embargo, luego de unos minutos, empapa y refresca.

Así es la vida de los esforzados, trabajadores y perseverantes. Pareciera que su trabajo no es notorio, no es importante, no afecta. Pero son esas personas las que pueden levantar una familia, una empresa, una ciudad, un país. No figuran públicamente ni se hacen notar, pero son efectivos.

Perseverantes como esta lluvia. A muchos no los conocemos pero ojalá nunca bajen los brazos. Día a día empapar un poco de la vida de todos, aunque solo nos topemos una sola vez en la vida.

Ojalá todos seamos así; sería un paso adelante para una verdadera paz.

Imagen: "Lluvia, vapor y velocidad" - Joseph Mallord William Turner (1775 - 1851)

sábado, diciembre 10, 2011

De cómo el dinero es un medio y no un fin


Apenas el jueves, tuve otra de esas conversaciones con un buen amigo sobre el dinero. La charla fue difícil y profunda:

- ¿Qué te hace levantarte temprano todas las mañanas, no es la motivación de ganar dinero?

Desde el inicio, mi natural inclinación fue a decir que no era eso. Trabajo para ser mejor y crecer personalmente, entre otras cosas. Además, algo que me motiva también es ayudar a los demás en ese crecer, razón por la cual siempre me ha gustado dar clases. Eso le comenté.

- ¡¿Entonces estás dispuesto a vivir en una casa de interés social con tu familia con tal de ayudar a los demás!?

La respuesta fue inmediata: "no". Y no porque me preocupe vivir en una de esas casas, ni mucho menos; simplemente porque no es a lo que "le tiro", y menos si llego a tener familia, porque sería ayudar a otros sin ayudarse a sí mismo ni a los más cercanos: una total incongruencia.

La conversación se fue tornando más enredada aunque, tal vez por eso también, más interesante y profunda. Realmente él me decía que quiere ser millonario, y que le agradaría ganar dinero, aunque en el fondo me daba cuenta que él no es que estuviera diciéndome que su felicidad estaba en el dinero (como sí sucede con otros), sino que detrás de sus palabras había un razonamiento más profundo, porque me estaba sucediendo lo mismo.

Seguimos en la misma línea casi cuarenta minutos, llegando a la conclusión que no es que nos interese volvernos unos millonarios materialistas olvidados del mundo. Pero, si somos de las personas que tenemos la capacidad de generarlo y no lo intentamos, seríamos unos irresponsables, pues, ¿cómo generaríamos empleos bien remunerados sin dinero? ¿Cómo sustentar a nuestras familias sin hacerlas sufrir inútilmente? Si lo intentamos y no logramos tener mucho dinero no importa, no era nuestra meta, pero sí sería un fracaso no intentarlo pudiendo hacerlo.

El dinero no es sinónimo de avaricia, aunque muchas veces vayan de la mano. Es un medio, y un indicador a largo plazo de que el propio trabajo ha sido productivo y eficiente. Qué hagamos con
éste, es el segundo paso.

Me falta mucho para lograrlo, y sigue siendo para mí solo una consecuencia y un indicador, pero no puedo bajar los brazos.

Aún no termina nuestra conversación, pero espero continuarla pronto.

Imagen: "Comiendo melón y uva" - Esteban Murillo (1617 - 1682)

miércoles, diciembre 07, 2011

De cómo una equivocación puede llevar a la verdad


Hoy llego cansado. Luego de varios asuntos diversos, clases y traslados, finalmente puedo llegar a escribir estas líneas.

El día ha sido de diversas emociones. Tal vez la más fuerte fue lo que calificaría como un malentendido o una mala interpretación por parte de un cliente sobre una actitud mía.

Al ir a ver a una persona, que utilizará el producto en línea que manejo sobre evaluación de honestidad, y conforme al propósito de mi visita, fui formal, pero sin más accesorios conmigo que mi teléfono con funciones inteligentes (smartphone), con la idea de mostrar las bondades de mi sistema, resaltando así la flexibilidad de aplicarlo directamente en sus computadoras o desde cualquier dispositivo móvil con acceso a Internet, sin necesidad de instalar algún programa extra.

Mi primera impresión fue de total éxito en la reunión. A esta persona le agradó la empresa y el funcionamiento del sistema. Sin embargo, hoy me enteré que el hecho de no llevar computadora o algún cuaderno para anotar lo interpretó como "muy poco profesional".

No niego que mi primera reacción fue de disgusto absoluto. ¿Por qué lo que creí que sería una buena idea acabó como un desastre?

Al reflexionar más tranquilamente, entendí que, si bien sigo sin estar de acuerdo con la apreciación, podría haberlo evitado llevando, como siempre lo hago, mi computadora portátil.

¿Fue un error? Aún no lo determino, pero esta situación me ha hecho pensar en lo difícil de aceptar una situación como esta. Le damos demasiada importancia a lo que los demás piensan de nosotros, sea verdad o sea error lo que piensen.

He escuchado muchas veces en la vida: "errar es de humanos", "de los errores se aprende", "el que nunca se ha equivocado, no sabrá enfrentar el fracaso", o frases similares que incluso las he dicho como consuelo a más de uno.

Pero, al momento de vivirlo, ¡qué difícil trago! Y viene el pensamiento: "Ojalá no lo hubiera hecho".

La aceptación no es una simple resignación, pues si nos quedamos en ésta, terminaríamos con una distorsión del error magnificándolo. No aceptarlo, simplemente lo dejaría en el otro extremo. Hay que ver las cosas como son, sin importar qué es lo que piensen los otros. Tomar lo bueno (que lo tiene) y corregir lo que convenga, si es posible y es el caso.

Lo mismo con los errores de otros, sobre todo si no son con dolo. Pero también si es voluntario porque aunque que error es portarse mal, no conocemos todos los motivos de la actuación de una persona, aunque los hechos no los aprobemos. Comprensión, pero también con uno mismo.

Por lo pronto, siempre llevaré mi computadora a las reuniones.

Hasta aquí con esta reflexión, pero continuará... cada día de la vida. De nosotros depende el final.

Imagen: "Torre de Babel" - Pieter Bruegel (1525 - 1569)

martes, diciembre 06, 2011

De como un taxi alegró mi noche.



Hoy, al salir de mis clases, y luego de un breve trayecto en camión, tomé un taxi. El clima frío, húmedo y brumoso. No tardó el llegar uno a la esquina donde buscaba uno. No es difícil identificarlos: en cuanto notan a un posible pasajero, tocan el claxon breve y entrecortadamente mientras "echan las luces". Al abordar el auto, y decirle al conductor hacia dónde me dirigía, noté que la calefacción estaba encendida y se sentía una agradable sensación de calor.

El clima suele ser siempre un elemento de unión en las conversaciones por una sencilla razón: es un elemento común vivido por cualquier interlocutor que físicamente se encuentren. Esta vez, no fue la excepción. "Qué a gusto está aquí adentro, ahora sí se soltó el frío". "Sí - contestó el taxista - ahora sí ya se siente la Navidad". Yo asentí.

Al llegar a mi casa le indiqué: "es ahí donde están todas esas luces navideñas"; y me dijo "qué bueno que en esta casa esté el espíritu navideño, ya se ha perdido mucho y es una lástima, porque la gente ya no la valora igual". No pude estar más de acuerdo. Pagué, y nos deseamos un buen descanso.

Al entrar a mi casa, caí en la cuenta que el tema de la Navidad salió en dos ocasiones durante el trayecto, como se puede notar. Ambas por iniciativa del conductor. Es lo que traía en mente. Me dio mucho gusto.

Efectivamente, muchos valores, incluso desde un punto de vista meramente cultural, se han dejado de lado por muchos. Pero también es bastante la gente que aún los conserva y fomenta, como este taxista. Un motivo esperanzador para el país, para mí mismo.

No haber tenido "aventón" hoy, cobró sentido: el sentido de la Navidad.

Imagen: "Citlatépetl" - José María Velasco (1840 - 1912)

lunes, diciembre 05, 2011

De cómo el arte eleva el espíritu.


Reflexiones sobre la cultura. ¿Qué sucede en México que no accedemos a ella? Ayer, Andrés y yo tuvimos una profunda conversación en torno a la falta de vida cultural en la ciudad, más en concreto con relación al arte. ¿Cómo promoverlo?
"Parte del problema es que los pocos que producen arte, lo hacen tan rebuscado que resulta ininteligible para quien apenas ha tenido en contacto con la cultura artística", fue una de las conclusiones. Es verdad. Y esto refuerza un círculo vicioso: los que no entienden el arte se alejan más de él.

Recuerdo una conversación, no hace mucho, con un buen amigo, "¿Para qué leer literatura clásica (culta), sino me va a dejar algo pudiendo ocupar mi tiempo en algo más productivo". Esta pregunta refleja el pensamiento de la mayoría: pragmatismo. Si "me sirve" y los efectos son palpables al mismo tiempo, adelante, sino, mejor lo evito.

Sin embargo, el arte desarrolla parte de lo más sublime del hombre: es una ventana a lo espiritual. No es casualidad que el arte sacro se manifestara como expresión de las cosas de Dios.

Pero éste último también era accesible al entendimiento común de la gente, tenía sentido, era en sí mismo una catequesis. No se puede fomentar la cultura si no se comienza con lo común al hombre, para de ahí poder subir poco a poco; de otra manera, equivaldría a subir por una pared y no por las escaleras.

Es una gran responsabilidad de los que hemos tenido la fortuna de tener más contacto con la cultura artística poder fomentarla entre los más cercanos y de un modo creativo y accesible desde el inicio.

El arte eleva el espíritu, dimensiona la realidad que nos circunda, nos comunica entre los hombres y nos empuja a alcanzar nuestras metas personales. Ojalá pueda poner un grano de arena en esta labor.

Imagen: "Mona Lisa" - Leonardo da Vinci (1452 - 1519)



viernes, diciembre 02, 2011

De cómo hay que celebrar cada acontecimiento importante


Hoy es un día especial en la familia. Mi mamá cumple años. Recuerdo muy bien la alegría que le dio enterarse que la patrona de mi parroquia es su tocaya: Santa Engracia. Hace dos meses tuvo la oportunidad, con mi papá, de conocer a su santa.

No mucho tiempo atrás, se preguntaba un amigo: ¿por qué le damos tanta importancia a los cumpleaños? En ese momento se me vinieron a la mente varias frases negativas de algunas personas: "Es un día menos de vida", "es un año de ser más viejo", "es que se está más cerca de la muerte".

Pero la mayoría celebra. Es el homenajeado el centro del día. No es cualquier cosa. Cada persona vale, y celebrarla es reconocerle que importa. Más aún, que al celebrado le importe es darse importancia, no soberbiamente, sino como persona, por su dignidad. Es dar gracias por la vida. Los psicólogos y pedagogos incluso fomentan la celebración del cumpleaños.

Podemos ir más a fondo: ¿por qué sólo celebrar los cumpleaños? Conversando con Oscar Ramírez, me comentó que un profesor suyo le recomendaba que celebrara todos los éxitos pequeños o grandes de la vida. Obviamente no se trata de hacer piñata cada ocasión, pero sí de hacer algo distinto para resaltar la importancia de tal o cual acontecimiento.

Por lo pronto, el cumpleaños de mi mamá, lo celebro con una cerveza obscura mientras escribo. ¡Felicidades!

Imagen: "Baile en la Moulin de la Galette" - Pierre Auguste Renoir (1841 - 1919)

jueves, diciembre 01, 2011

De cómo ir de pie en el camión cambió mi perspectiva


Voy en este momento sobre el camión y creo que mejor contexto para hoy no puede haber.

Yendo a mis clases de la Universidad, por cuestiones que desconozco, el autobús que tome iba lleno. Me toco de pie y yo traía mi mochila.

La verdad, estaba muy incomodo. En eso, sube una señora de la tercera edad, mas tirando a la cuarta. Iba con una nieta de unos 2 años y una bolsa grande con compras. Como sucede ya en estos tiempos modernos, nadie le cedió el lugar.

Yo me indigne, pero pareciera que ella no. Se le veía muy contenta con su nieta (o incluso tal vez bisnieta). Jugueteaba con ella mientras con la mano con que cargaba la bolsa se detenía de una asidera. Y a pesar de los zigzagueos y brincoteos del camión, nunca se tambaleo. Parecía que disfrutaba le movimiento como un surfista sobre su tabla.

Probablemente si le hubieran cedido un asiento, ella lo habría tomado, pero en su mente, eso era solo ganancia.

Yo traía el pensamiento en que cuando me compre pronto, si se puede, un auto, me olvidaría de esas incomodidades. Esta señora probablemente nunca tenga uno y parece no importarle eso: toda su vida, se nota, ha sido de transporte publico y no se complica mas allá.

Ojalá todo el mundo pudiera vivir cómodamente, pero como esa mujer: sin quejarse si no se puede.

Recuerdo una ocasión que conversé con un torero. Me comentaba que disfrutaba mucho cuando lo toros salían buenos para la faena; pero los toros que hacían grande a un torero eran aquellos que salían malos, y a los que había que sacarles lo mejor que trajeran y cortar oreja.

Así es la vida. El toro llega, pero hacerle la faena, es tarea de uno mismo, en carro o en camión.

Imagen: "Cuadrilla de toreros enanos" - Fernando Botero (1932 - presente)