sábado, diciembre 10, 2011

De cómo el dinero es un medio y no un fin


Apenas el jueves, tuve otra de esas conversaciones con un buen amigo sobre el dinero. La charla fue difícil y profunda:

- ¿Qué te hace levantarte temprano todas las mañanas, no es la motivación de ganar dinero?

Desde el inicio, mi natural inclinación fue a decir que no era eso. Trabajo para ser mejor y crecer personalmente, entre otras cosas. Además, algo que me motiva también es ayudar a los demás en ese crecer, razón por la cual siempre me ha gustado dar clases. Eso le comenté.

- ¡¿Entonces estás dispuesto a vivir en una casa de interés social con tu familia con tal de ayudar a los demás!?

La respuesta fue inmediata: "no". Y no porque me preocupe vivir en una de esas casas, ni mucho menos; simplemente porque no es a lo que "le tiro", y menos si llego a tener familia, porque sería ayudar a otros sin ayudarse a sí mismo ni a los más cercanos: una total incongruencia.

La conversación se fue tornando más enredada aunque, tal vez por eso también, más interesante y profunda. Realmente él me decía que quiere ser millonario, y que le agradaría ganar dinero, aunque en el fondo me daba cuenta que él no es que estuviera diciéndome que su felicidad estaba en el dinero (como sí sucede con otros), sino que detrás de sus palabras había un razonamiento más profundo, porque me estaba sucediendo lo mismo.

Seguimos en la misma línea casi cuarenta minutos, llegando a la conclusión que no es que nos interese volvernos unos millonarios materialistas olvidados del mundo. Pero, si somos de las personas que tenemos la capacidad de generarlo y no lo intentamos, seríamos unos irresponsables, pues, ¿cómo generaríamos empleos bien remunerados sin dinero? ¿Cómo sustentar a nuestras familias sin hacerlas sufrir inútilmente? Si lo intentamos y no logramos tener mucho dinero no importa, no era nuestra meta, pero sí sería un fracaso no intentarlo pudiendo hacerlo.

El dinero no es sinónimo de avaricia, aunque muchas veces vayan de la mano. Es un medio, y un indicador a largo plazo de que el propio trabajo ha sido productivo y eficiente. Qué hagamos con
éste, es el segundo paso.

Me falta mucho para lograrlo, y sigue siendo para mí solo una consecuencia y un indicador, pero no puedo bajar los brazos.

Aún no termina nuestra conversación, pero espero continuarla pronto.

Imagen: "Comiendo melón y uva" - Esteban Murillo (1617 - 1682)

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