martes, diciembre 20, 2011

De cómo no supe sobre qué escribir

Llevo varios minutos sentado frente a la computadora sin saber qué escribir. Se me vienen varias ideas de las cuales podría contar una historia y, al mismo tiempo, no logro que éstas hagan un relato coherente.
Probablemente se deba a la cantidad de encargos que, gustosamente, hice para mi viaje de mañana a Cancún para pasar la Navidad, el Año Nuevo y, si mi sobrina "quiere", su nacimiento.
Carne seca, tortillas de harina, dulces de leche y queso menonita. Ya lo tengo. Aún así, presiento que me falta algo. Siempre me sucede lo mismo cuando voy a viajar.
Por lo que he podido platicar con más de uno, no soy al único que le pasa. Es esa inseguridad en que si no se lleva todo lo que uno cree necesitar, los planes no serán iguales, así sea con una pequeña modificación como tener que ir a comprar un cepillo de dientes.
Tan inconsciente llega a ser esta preocupación que provoca que la mente no se concentre. Por eso he decidido mejor escribir esto que me está sucediendo ahora: es lo único en que ahora me puedo concentrar.
A veces nos creamos necesidades, y realmente no es tanto lo que requerimos para funcional al cien por ciento.
Lo mejor de esta situación, es que tiene su recompensa: podré descansar unos buenos días al lado de la familia. Espero que sea un buen viaje. 


Imagen: "Persistencia en la memoria" - Salvador Dalí (1904 - 1989)

1 comentario:

  1. yo crero que nos pasa a todos, yo viajo por trabajo constantemente, entre viajes de un día o de un par entre Saltillo y Monterrey más largos de una semana de México a Tijuana y aún más largos y no imprta si la maleta haces tres días antes siempre tienes esa voz que te dce que has dejado algo y la verdad siempre llevo unas maletotas porque no se empacar como los pros, veo gente que lleva tajes y camisas en el equipaje y sin problemas y yo debo llegar siempre a planchar

    buen viaje

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