miércoles, noviembre 30, 2011

De cómo llegó la inspiración para escribir hoy


¿Cuál es el mejor lugar para inspirarse y ponerse a escribir una entrada de blog?

Lo primero que se me vino a la cabeza fue: un bosque lleno de pinos, con un lago al fondo, bajo un intenso cielo azul y rodeado de altas montañas pintadas de verde.

Aunque, pensé, podría ser en una larga playa, de arenas blancas y mar azul turquesa, sintiendo en la cara un a ligera brisa.

También, podría ser en una hacienda antigua, con paredes de cantera y muebles rústicos, sentado en una banca de un enorme jardín sembrado con árboles frutales bajo el canto de las aves de campo.

O, más sencillamente, en la quietud de mi casa, al borde de una ventana, en una noche estrellada bajo la luz de la luna y el vibrar de los grillos.

¿Cuál sería? Al final pensé: esos, y cualquier otro lugar. Lo importante es querer escribir. Ciertamente, hay circunstancias externas que ayudan a inspirarse más fácilmente, pero no son determinantes. Es uno mismo, la actitud interior y la paz personal, lo que permite darse a esta tarea. Y lo mismo con cualquier actividad.

¿Dónde escribo esta entrada? En un McDonalds, rodeado de niños con uniforme corriendo cerca de las pelotitas, jóvenes de secundaria con el volumen de voz distorsionado y el sonido de la cocina a mil, pues es la hora de la comida. A mi lado, los restos de mi McTrío y mi refresco rellenable. Pero leer el escrito de un amigo, me llenó de ganas de comenzar a redactar.

Es verdad que hay condiciones adversas que dificultan nuestras actividades diarias y, más aún, nuestras metas personales. Pero si tenemos claro qué queremos, se superan. Se agradece cuando las condiciones son favorables, pero no esperemos a que se den: simplemente actuemos.

Imagen: "Retrato de D. Miguel de Cervantes Saavedra" - Juan de Jáuregui (1583 - 1641)

martes, noviembre 29, 2011

De cómo un dulce de leche descubre el yo más puro.


No soy muy dulcero. Nunca lo fui. Aunque el sabor dulce me agrada bastante, los dulces, caramelos y chocolates nunca fueron mi debilidad, aunque estos últimos los llego a disfrutar más cuando son amargos. Sin embargo, sí hay un tipo de dulce que puede romper ese patrón: el dulce de leche.
Aquí en Nuevo León, sin duda, se producen los mejores del país: glorias, bolitas de leche y otros similares que resultan irresistibles a cualquier paladar por muy exigente que sea.

A la gran mayoría, les gustan los dulces. Si a mí me gustan los de leche, pensé, a los demás tendrían que gustarles.

Hoy tenía clase de cálculo, con 13 alumnos. Casualmente estaba cerca de la Alameda y comencé a caminar por la banqueta de enfrente. Esa calle, Washington, es famosa por sus tiendas de carne seca y dulces regionales. No resistí, entré una tienda y compré una bolsa de bolitas de leche para mis alumnos.

Aunque no llegó completa: inmediatamente la abrí y probé una: suavecita, dulce.

Durante la clase, cada alumno que pasaba a resolver una derivada, se ganaba una bolita de leche. Es increíble: eran como niños cuando se ganaban un dulce (cabe aclarar que mis alumnos están entre los 24 y 35 años de edad).

Sobra decir que no quedó ninguno al finalizar la clase. Bueno, sí, sobró uno: el que me guardé que me comeré mañana.

Me sorprende cómo un estímulo tan simple puede tener resultados grandiosos. Todos tenemos mucho de niño dentro. Esa inocencia que tenemos todos, muchas veces la dejamos guardada en el interior. No se trata de ser inmaduros, sino sencillos. La vida se complica siendo adultos: preocupaciones que no nos dejan dormir.

Lo más profundo del alma lo podremos hallar si encontramos a ese niño dentro: es nuestro yo más original, sin máscaras.

Tal vez, solo hace falta encontrar nuestra "bolita de leche".

Imagen: "Retrato de Ignacio Sánchez" - Diego Rivera (1886 - 1957)

lunes, noviembre 28, 2011

De cómo la ciudad se llenado de luces


Sentarse a escribir no es fácil, más siendo lunes. La pausa del fin de semana (tanto bloguera como laboral), si bien descansa, también rompe el ritmo, más viniendo de una semana corta que ya lo había hecho previamente. Pero aquí voy.

Ayer, con la ilusión renovada de niño, puse el Nacimiento y la Corona de Adviento: me divertí colocando las figuras del primero y las velas del segundo. Entrada la noche, encendí la primera vela.

Ya se siente el ambiente de la Navidad. El aire frío ayuda a comenzar con ese ambiente tan nostálgico como alegre. Las fachadas de las casas y de los edificios se transforman, se adrornan y comienzan a iluminarse de foquitos blancos y de colores; lo mismo sus interiores. Pueden verse pinos navideños por cualquier parte y los Nacimientos comienzan a aparecer en las plazas.

Es Adviento, se acerca la Navidad. La luminosidad de estas fiestas llena de esperanza. Proyecta lo más profundo y puro del ser humano.

Y Noviembre termina. Veremos que nos depara diciembre.

Imagen: "Invierno" - Jacobus van der Stok (1794 - 1864)

viernes, noviembre 25, 2011

De cómo casi presencio un accidente extraño


El día de ayer, caminaba en el estacionamiento de Plaza Real, lugar comercial conocido en Monterrey, cuando observé un auto que entraba al estacionamiento como si fuera en piloto automático. Como vi que iría derecho al camino que iba a tomar, me detuve; más al ver que otro carro cruzaría frente al primero.

Sin embargo, todo eso que les comento, no parece haberlo captado igual la persona que conducía hacia dentro. Se le atravesó sin más al que venía enfilado. ¡Por poquito! La verdad es que me asusté, pero más me sorprendió que el auto infractor continuara a la misma velocidad como si no se hubiera percatado de que por poco provoca un accidente.

Me asomé un poco más para distinguir quién conducía el auto: no vi a nadie dentro. Más susto. No me quedé tranquilo y seguí con la vista el misterioso automóvil (nunca antes tan propiamente dicho).

Se estacionó en un cajón para personas con capacidades distintas, pero solo un momento porque inmediatamente arrancó hacia adelante (casi derribando el letrero de discapacitados) para estacionarse en la siguiente fila de autos, también en el lugar reservado.

Esperé a que descendiera el conductor. Lentamente se abrió la puerta del acompañante. Un par de segundos después, la del automovilista. De ambos lados, comenzó a vislumbrarse un par de pequeñas cabezas blancas que apenas si superaban la altura de las puertas. Pasados unos tres minutos, terminaron de descender del carro. La conductora resultó ser una señora de, según le calculé, unos 90 años. Su acompañante, otra señora de aproximadamente la misma edad.

Ambas se dirigieron a la plaza como si nada hubiera sucedido. Parece que no se dieron cuenta de mucho.

Por un lado, da gusto ver que las ganas de vivir de esas señoras es ejemplar; pero por otro lado, esas ganas podrían verse truncadas si se repite la escena que observé, pero con final trágico. Estas señoras ya no tienen los reflejos ni los sentidos alerta para conducir.

La responsabilidad de ser conscientes de nuestras limitaciones es parte de la madurez personal. No importa a qué edad. Además, esa consciencia permitirá que podamos crecer porque nos trazaremos el camino de nuestras metas desde un punto de inicio real (el de nuestras limitaciones) y no desde una ficción, que solo nos hará creer que avanzamos (como el carro de esta historia) pero problemente no nos haga llegar a nuestro destino final.

Imagen: "Vieja friendo huevos" - Diego Velázquez (1599-1660)

jueves, noviembre 24, 2011

De cómo la llegada de un nuevo ser genera expectativas


No es sencillo describir la sensación de ser tío por primera vez (aunque imagino que será más sencillo que explicar la de ser padre). Lo que sí puedo describir es cómo el próximo nacimiento de mi sobrina ha cambiado la conducta de mis padres y la mía.

Antes, al ir a los centros comerciales, mis papás pensaban en artículos personales y para los hijos. Ahora, todo es entrar a tiendas de bebés: se pueden encontrar artículos de lo más inverosímiles para los nuevos en el tema: baberos impermeables, esterilizadores de mamilas, etc.

Y de los juguetes, ni qué decir. Es como volver a ser niño (y eso que será sobrina, porque si fuera sobrino ya estaría viendo qué pokemón o qué transformer le regalaba).

Pero lo más sorprendente fue cuando Paola (mi hermana) me dijo que habían subido su mesa de regalos a Liverpool (creí que eso era nada más para las bodas).

Al abrir la lista de regalos, me encontré con una cantidad de artículos que me hizo caer en la cuenta lo trascendente de el nacimiento de un bebé: claro, es un ser incapaz de hacer las cosas por sí mismo y necesita de sus padres para salir adelante. Y los tiempos modernos han contribuido a que esto se lleve a cabo más eficientemente: no todo son juguetes y sonajas.

Lo que más me llamó la atención fue un brincolín. Una especie de sillita voladora donde el pequeño niño se coloca para que con sus movimientos "flote" el el aire. Debo confesar que a mi edad se me antojaría subirme a uno.

Creo que ese será mi regalo.

Imagen: "Hombre hilando con una campesina y un bebé" - Jacob Toorenvliet (c. 1635 - 1719)

miércoles, noviembre 23, 2011

¿Pino o árbol de Navidad?


Maestro: ¿Por qué aquí en la UVM dicen Cuatrimestre en vez de Tetramestre como en casi todas las escuelas?

Mi mente comenzó rápidamente a buscar una respuesta. Ciertamente, la mayoría utiliza la primera forma. Sin embargo, la respuesta llegó rápido: la palabra más utilizada para un periodo de seis meses es Semestre (de raíz latina); "tetra" es prefijo griego (relativo a 4) así que lo correcto sería "cuatri".

A pesar de mi rebuscado razonamiento, mi respuesta fue: ¿Y por qué no?

Esto por haber recordado una discusión entre dos personas, una de Monterrey y otra de la Ciudad de México. Uno decía: "no se llama árbol de Navidad, se llama pino", y el otro: "No, no, es árbol, además el pino también es un árbol".

Lo mismo podría decir de las palabras "Abanico-Ventilador", "Clima-Aire Acondicionado", "Nieve-Helado", y así.

Todos son correctos. ¿Cuál se debe usar? El contexto lo determinará.

Es lo rico del lenguaje, que va más allá de las palabras que usamos.

Mientras tanto, sigo considerando si pondré pino o no. ¿Qué opinan?


Imagen: "Oh Christmast Tree" - Richard Klingbeil (presente)


martes, noviembre 22, 2011

De cómo Santa Cecilia inspira a los buenos músicos.


Recuerdo que en los últimos años de mi infancia, mi abuelita Sol (q.e.p.d.) siempre tenía presente a la Santa Romana a la que el templo principal de la parroquia de la última casa que habitó estaba dedidaca. Y no era para menos. Al rededor del 22 de noviembre, se escuchaban mariachis, bandas y matachines que "subían" al templo de su patrona.

"Es día de Santa Cecilia" Nos recordaba, mientras nos contaba cómo le gustaba ver (y especialmente oir) a los músicos que devotamente veneraban y pedían favores en el templo.

Y justo varios años después, leo a varios que se felicitan. Todos tenemos un músico por dentro, desde el que baila a su son como el que simplemente disfruta.

El Papa Gregorio XIII, promotor de la música coral sacra (mejor conocida simplemente como canto gregoriano, en su honor), la nombró Patrona de los Músicos, y desde entonces, hoy es también el día de la música.

La primera vez que escuché la canción de Andrea Bocelli "Vivo per Lei", no pude estar más de acuerdo. Para él, carente de vista, la música era como su ojo verdadero, con el que podía entrar en contacto con la realidad que no podía ver, pero sí escuchar, sí sentir.

Gracias a todos los buenos músicos que han permitido que a través de la música, el espíritu del hombre haya podido internarse más en aquellas realidades que a veces olvidamos cuando solo nos fijamos en el presente.

Y felicidades a todos los que han hecho música, mucha o poca.

Imagen: "Santa Cecilia" - Anónimo

lunes, noviembre 21, 2011

De cómo la sencillez de las cosas complicadas facilita la comprensión de la vida diaria


Simplemente ahí se encontraba. Su mirada fija en eso que le llamaba la atención. De pronto, sintió algo que perturbó su tranquilo andar entre los oscuros objetos que en la noche se encontraban. Al voltear, su mirada quedó completamente fija, sin parpadear ni un segundo.

Como si hubiera pensado: "si me muevo no sé qué sucederá"; permaneció inmóvil para tratar de acertar en lo que la figura amenazante que observaba planeaba realizar con él.

Pasaron un par de minutos sin que ni uno ni otro movieran siquiera un átomo del aire. Finalmente, la asustada criatura decidió que era mejor correr.

Y su "amenaza" quedó perpleja de cómo la sencillez de las cosas complicadas facilita la comprensión de la vida diaria. Los movimientos titubeantes pero seguros le permitieron a la criatura asustadiza estimar lo que debería hacer.

Mientras su amenaza, ante situaciones más sencillas, muchas veces no ha sabido tener esa decisión de pausarse para reconocer el entorno y "decidir".

Esa "amenaza" no lo era en realidad: era yo mismo observando afuera de mi casa cómo reaccionaba un tlacuache (zarigüeya) cuando ambos nos sorprendimos con nuestras presencias.

Sé que esos marsupiales suelen hacerse los muertos cuando reconocen que la amenaza es inminente. Podría haberse hecho el muento desde un inicio.... pero no: corrió. Era la opción más conveniente y pudorosa.

Nuestro peludo amigo con cola de rata y cabeza de zorrillo, al toparse conmigo hace un par de días, me dio mucho en qué pensar: no puedo dejar que... ceteris paribus. Las cosas queden estáticas nada más.

Imagen: "Café en Arles" - Vincent van Gogh (1853-1890)

domingo, noviembre 20, 2011

De cómo se reinició el Blog y cómo se explica qué lo provocó


Hace no mucho tiempo (si bien no puedo describir por ahora qué es mucho o qué es poco) vi sobre mi repisa de libros uno que sobresalía de entre los demás: "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha". Lo tomé y pensé: es hora de releerlo.

Conforme avanzaba en la lectura, fui cayendo en la cuenta que todos los títulos prácticamente adelantaban sin más lo que se narraría en capítulo que rotulaban; por ejemplo, "Del donoso y grande escrutinio que el cura y el barbero hicieron en la librería de nuestro ingenioso hidalgo" (Capítulo VI, Primera Parte).

Con mi mentalidad de profesionista del siglo XXI, pensé: Le quita la emoción de no saber de qué trata. Pero al cabo de un par de segundos, entendí que Cervantes no tenía la intención de provocar suspenso; sólo contar una historia. Y así de grande es la obra del Manco de Lepanto.

Y como dicen algunos, manco fue Cervantes, y con una sola mano pudo escribir el Quijote. Yo tengo dos. Además, conozco un par de Quijotes modernos que, al igual que el autor de la obra del siglo XVI, conocen el contexto del lector del siglo XXI y del mundo contemporáneo.

Leí Premoniciones de Oscar, y mondoli lounge de Andrés. Cada uno con su particular story telling. Tan diferentes uno del otro como similares en su propósito: compartir sus vivencias de una manera distinta y estimular a otros a escribir.

Eso procuraré, contar una historia cada día. ¿Por qué no? Tenía miedo de ser sólo un mal imitador de Andrés o de Oscar, pero ellos mismos me dijeron: ¿y?

Hoy, mientras veo el partido de Tigres contra Pachuca con mi playera de Rayados, decidí comenzar. Ojala sea solo el inicio.

Solo quiero decir una cosa más: espero que después de este recomienzo, el resto de la gente no encuentre ceteris paribus.

Imagen: "Don Quixote" - Pablo Picasso (1881-1973)