Gota a Gota….
Este año, a todas luces, las escasas lluvias han generado preocupación. Por una parte, las cosechas de temporal se han perdido en un 60%, con mayor impacto en el norte del país donde, además, la canícula (temporada de mayor calor) está en plenitud. Por otro lado, los bordos y presas están bajando a niveles de agua críticos. Solo en el sistema Cutzamala, las presas están en promedio a 40% de su capacidad.
Poco ha llovido en el D.F. Muchos creen que en verdad sí ha llovido bastante. No. Cuando las lluvias llegan a esta ciudad, lo hacen de una manera tan repentina y estrepitosa que las inundaciones, por la cantidad concentrada de agua y granizo, se forman en cuestión de minutos. Pero poco tiempo después, todo vuelve a secarse. Y esa cantidad de lluvia, si bien intensa y llamativa, no es suficiente para recuperar nuestras presas.
En Monterrey, solo una lluvia fuerte ha causado estragos en algunas zonas. Sin embargo, eso no ha bastado para que en el Norte se sufra una de las peores sequías de la historia.
Este problema se suma a la crisis financiera mundial y la influenza en nuestro país. El agua es un problema que podría generar consecuencias más graves de lo que la mayoría piensa. Pronto habrá escases en el Valle de México. Y sin embargo, las fugas representan un desperdicio de cerca del 40% del agua potable. No hay sistemas de recaptación pluvial ni suficientes plantas tratadoras de aguas. Los pozos que existen están llegando ya a más de 150 metros de profundidad, llegando más allá de los mantos freáticos, a lo que se conoce como agua geológica, que no se puede recuperar una vez explotada hasta pasar miles de años.
Y mientras el agua se acaba….. ceteris paribus.
