domingo, diciembre 11, 2011

De cómo la lluvia enseña a ser perseverantes.


Llueve. Desde el viernes en la noche no ha cesado; ya es domingo. Es una constante y persistente llovizna que ha dado a la ciudad una sensación de tranquilidad y pausa, sólo irrumpida por el triunfo de la UANL en futbol. Se oyen a lo lejos los festejos de la gente aficionada a este equipo.

Aún así, la lluvia no se ha detenido, ha no ha bajado de intensidad ni ha subido tampoco. Como si quisiera dejar un mensaje detrás. Una enseñanza de aprendizaje: no es una lluvia de unos cuantos minutos que puede inundar, hacer estragos para solo secarse al tercer día. No. Es pequeña, sutil y a ratos imperceptible. Sin embargo, luego de unos minutos, empapa y refresca.

Así es la vida de los esforzados, trabajadores y perseverantes. Pareciera que su trabajo no es notorio, no es importante, no afecta. Pero son esas personas las que pueden levantar una familia, una empresa, una ciudad, un país. No figuran públicamente ni se hacen notar, pero son efectivos.

Perseverantes como esta lluvia. A muchos no los conocemos pero ojalá nunca bajen los brazos. Día a día empapar un poco de la vida de todos, aunque solo nos topemos una sola vez en la vida.

Ojalá todos seamos así; sería un paso adelante para una verdadera paz.

Imagen: "Lluvia, vapor y velocidad" - Joseph Mallord William Turner (1775 - 1851)

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