No hace mucho tiempo,
conversaba con un amigo sobre la importancia de tener una buena lectura.
Le comentaba que en México leemos muy poco, y que convenía que al menos
intentáramos aumentar nuestro leccionario.
Él me contestó que prefería leer libros que le enseñaran más rápido cómo
crecer en los negocios o ser más exitoso en la vida.
Fue un argumento el suyo que me dejó con pocas posibilidades
de diálogo: la respuesta incluía una barrera sobre cualquier comentario
positivo acerca de la conveniencia de la literatura clásica; al menos en ese
momento.
Me di cuenta que una de las razones por las que muchos no
leen más es porque creen que no les aporta nada un buen libro. Y más aún, es un reflejo de una vida que se
ha vuelto pragmática: sólo lo que en la práctica se ve que puede ser útil y
beneficioso, se toma.
Si bien este principio económico es válido, también deja ver
que no se ha alcanzado a descubrir del todo la importancia de la trascendencia
personal a través del descubrimiento de lo más trascendente de cada uno.
El arte y la cultura ha
revelado que existen realidades más profundas que lo que un mundo
pragmático del siglo XXI presenta. Y más aún, la importancia que la filosofía
sigue teniendo en nuestros días.
Desde las épocas más remotas, el ser humano se ha hecho las
mismas preguntas que continúan vigentes y lo seguirán siendo: ¿quién soy?, ¿de
dónde vengo?, ¿a dónde voy?,¿quiénes son los demás?, ¿qué es lo que me rodea?,
¿por qué el ser y no la nada?...
Así nació la filosofía; el amor a la sabiduría
(etimológicamente), que nos lleva a descubrir no solo la realidad que conocemos
(que los avances científicos han ayudado a comprender mejor), sino también la
trascendencia misma que esas realidades tienen y su implicación en nosotros.
Más concretamente, la parte filosófica que desde los más
grandes filósofos griegos como Sócrates, Platón o Aristóteles, ha tratado de
comprender esa trascendencia del mundo se llama metafísica. [i]
Andrónico de Rodas [ii],
compilando los escritos de Aristóteles sobre las realidades que van más allá de
la física, fue el primero en mencionar esta palabra.
Una corriente espiritual de carácter más bien esotérica ha
desvirtuado el sentido original de esta disciplina filosófica. Sin embargo,
todos hemos percibido alguna vez realidades que la sola ciencia experimental no
puede explicar. La misma ciencia utiliza conceptos metafísicos como causa y efecto.
Con todo, no siempre ha habido consenso entre los grandes
filósofos.
Distintas corrientes han llegado incluso a encontrar completa oposición. Basta con tratar de entender a Platón y a Marx para darnos cuenta de ello.
Distintas corrientes han llegado incluso a encontrar completa oposición. Basta con tratar de entender a Platón y a Marx para darnos cuenta de ello.
Sin embargo, las grandes preguntas no han cambiado, y aunque
se ha podido adentrar en un conocimiento más profundo de ellas, siempre
seguirán siendo fascinantes para quienes sigan tratando de responderlas.
Para comprender el futuro, es importante saber de dónde
venimos. Ojalá no despreciemos la oportunidad de comprender no sólo el mundo
visible, sino lo que hay detrás de él.
Imagen: Atmósfera - Camille Flammarion (1842-1925)
[i] Grondin,
Jean (2006). Introducción
a la metafísica. Editorial Herder. ISBN 978-84-254-2441-0.
[ii] (http://es.wikipedia.org/wiki/Andr%C3%B3nico_de_Rodas)
Dile a tu amigo que lea http://blogs.hbr.org/cs/2012/01/the_business_case_for_reading.html. Cheers!
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