Por otro lado, no me preocupaba, pues pensaba que mi sobrina nacería entre Navidad y Año Nuevo. Hasta habíamos planeado todo por si se daba el mismo 31 de diciembre. Acercándose la fecha y sin poder ya cambiar mi boleto de regreso por falta de disponibilidad, veíamos que María Julia (que es su nombre) no llegaba a este mundo.
La fecha probable era el mismo 2 de enero. Sin poder hacer mucho y aún con la incertidumbre de si sería efectivamente en el día señalado, me regresé.
El júbilo en la familia es indescriptible: es la primera nieta de mis papás (y por ende la primera hija de mi hermana). Además, nace en uno de los lugares menos pensado, imagino, hace varios años: en Cancún.
No cabemos de felicidad y no me resta más que felicitar a Alex y a Paola por esta gran alegría que nos han traído.
Un bebé es la esperanza en la vida misma; y se puede admirar la pureza que en esencia tiene el ser humano en su inicio. Y qué agradable que sea justo en el tiempo de Navidad: mejor contexto, imposible. Pronto será el bautizo para que esa pureza actual sea más plena.
Espero estar pronto de nuevo en el Caribe para conocer a María Julia.
Imagen: "La Virgen con el Niño" - Andrea Mantegna (1431 - 1506)
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